Catriela Soleri


No acostumbro a escribir de esta manera en este blog, pues no es una bitácora de lo que me pasa en el día, cuando escribo algo es en sentido figurado porque disfruto mas viendo la vida de esa manera, y algunas veces para evitar algunas situaciones. Pero hoy, justo ahora, pienso en mi desorganización

Estoy muy enojada porque hace días escribí una historia corta en un viejo cuaderno de ética, y por alguna extraña razón arranqué la hoja y lo guardé en otro cuaderno. Onti, -una de mis personas favoritas en la escuela, y en la vida- lo leyó, y después de eso lo guardé nuevamente. Ahora no se donde está y quería postear esa historia.

El problema aquí, es que siempre sufro por mi desorganización. Los trabajos escolares se me juntan por la desorganización, a veces no hago tareas por la desorganización, pierdo cosas (y a veces hasta amistades) por la desorganización.

También suelo tener un problema con la autoridad, en cosas sencillas pero idiotas.
Por ejemplo, las notas que tomo en clase me gusta tenerlas limpias, ordenadas, fechadas y bonitas; pero cuando me imponen estas sencillas y benéficas reglas, simplemente no puedo; me atraso, escribo mal, las tengo en desorden, y todo lo que pueda salir mal en un cuaderno, me ocurre.

Hace días fue una compañera al salón durante la clase de Derecho Familiar, para pedirme el discurso de despedida de la generación, que escribí como propuesta de mi grupo. ¿Y qué paso? Duré fácilmente unos 10 minutos buscando aquella hoja que vomitaba mi asquerosa caligrafía. Al final y con ayuda de Onti, la encontré en uno de mis cuadernos, tal vez en el que menos esperaba encontrarla.

Tengo una mala costumbre, guardo un montón de papeles sueltos al final de mis libretas; ejercicios, cartas, poemas, dibujos, exámenes, folletos, etc.
Y hace unos momentos mientras buscaba la dichosa historia que no se donde deje, en mi cuaderno de filosofía encontré una hoja que probablemente tiene un año. Tiene mi nombre escrito con color rosa y muchas flores alrededor, y reparé en todo lo que puede pasar en un año, en cuanto podemos cambiar, y ahora me pregunto, ¿En que momento exactamente fue que cambie?

Hace algunos meses mi amiga Astrid me confesó lo que ella pensaba de mi antes de ser amigas, pensaba que yo era nerd, organizada y perfeccionista. Esa apariencia daba.
Mi pulcritud en el peinado, mi forma de caminar, mis accesorios, los colores con los que me visto, la manera en la que escribo, la forma en que me expreso, mi in/ seguridad, mis amistades, pero sobre todo, mi mentalidad, ha cambiado.

Alguien me pregunto la semana pasada, donde había quedado aquella niña carismática que yo era.
Yo me sorprendí, conteste –nunca he sido carismática-
Pero tal vez si, tal vez no, antes a la gente le gustaba juntarse conmigo porque los hacía reír, porque era agradable y amable.
¿Y ahora? ¿En qué me he convertido?
No se.

Hay gente que me hace muy feliz, gente a la que quiero, y que se que por lo menos me estiman.
Regina me ha cambiado, ya no odio tanto, soy más pacífica y menos agresiva. Mis ideas suicidas ya no son recurrentes. Y ahora puedo pensar o platicar de mi vida con menos dolor. Aprendí a confiar en las personas, y a compartir mis problemas y no solo "la parte amable y que todo va bien" ahora también escucho y no solo me limito a dar consejos, aprendí que hay veces en que es mucho más importante acompañar con el alma y el sentimiento que dar consejos absurdos y hablar demás.

A veces se sobrevalora la prudencia. Es elemental.

A veces se menosprecia la propia vida, cuando es lo único que siempre tendremos mientras estemos vivos.


A veces, a veces, a veces.
A veces. A veces. A veces.
A VECES, A VECES, A VECES.
A VECES. A VECES. A VECES.

Aves, y más aves.


Y ya que hablamos de aves, vean “La marcha de los pingüinos”
Eso si quieren llorar, sufrir, angustiarse, apreciar menos a los malos padres, querer rescatar pingüinos rezagados, alimentar y abrigar a los padres.
¡Ay! – Largo suspiro- que película tan triste. Llevo a los pingüinos en mi corazón, y el próximo invierno sufriré de pensar lo que estarán viviendo. Pobres hermosos.

Ya no me queda ni un mes de clases, lo cual es muy deprimente pues dejaré de ver y convivir con aquellas personas que tanto quiero, pero así es el destino, que nos coloca en caminos diferentes, así que aquí van algunos agradecimientos que supongo serán muy parecidos a aquellos que emita el último día de clases:

Regina: Gracias ayudarme a ser menos violenta y más pacífica. Por ayudarme a liberar esa alma hippie que siempre tuve que reprimir por presión social.
Carmen: Gracias por ser esa hermosa amiga, por compartir tu vida conmigo y permitirme compartirte la mía. Eres una gran artista sin necesidad de leer miles de libros o estudiar cada técnica, el arte es tu alma, pero también tu arma. Por favor no dejemos esos proyectos y sueños inconclusos.

Astrid: Gracias a ti conocí del arte aquello con lo que más me identifico, descansé al saber que alguien más había logrado captar al mundo tal como yo lo veo, y que por mi carencia de habilidad en la pintura, jamás podré plasmar con colores.
Morsas:Gracias a ustedes soy más feliz. Ustedes inyectan mucha alegría a mi vida, y estar a su lado me hace dichosa. Cada una de ustedes es muy diferente, y esa diversidad me ha enseñado mucho, sobre todo la riqueza del respeto y aceptación de uno mismo y de los demás. Las quiero muchísimo y jamás olvidaré tantos momentos tan graciosos que hemos vivido juntas.
Onti: Para! Jejeje. Eres la neta. Pareces un chico UNAM de la facultad de filosofía y letras. Espero de todo corazón que pronto encuentres algo en lo cual explotar tu personalidad. Que cumplas esos sueños futbolísticos, y que algún día conozcas a una argentina muy agradable y sincera. Gracias por este semestre tan agradable!
Memo: Gracias, muchas gracias por tu amistad. Eres una de las personas que más quiero, y se que a ti si te puedo llamar amigo con toda seguridad.
Ya sabes que cuentas con mi persona para tu experimento, estoy a tu disposición como amiga, como conejillo de indias, para discutir cualquier tópico, para bailar rock & roll (¡jajaja!) Y como cualquier cosa en que te pueda ayudar y/o acompañar. Gracias por no olvidarte de mi, y por fortalecer la amistad.
Lauri: Tú también has cambiado mucho, y déjame felicitarte, porque ha sido para bien, te veo más segura, más dedicada y linda. Serás una gran mujer, de eso, no tengo la menor duda.
Rubén: Te quiero mucho, eres como un niñote, medio loco y sonso a veces, pero increíble. Concreta tu vida, y no te detengas, cualquier cosa es posible.
Chabelita: Al principio me costó un poco de trabajo entenderte, pero una vez que lo hice te llegué querer como nunca imaginé. Eres una persona auténtica, y la verdad es que eso es muy apreciable, por gente como tú vale la pena vivir y estar en esa escuela, porque eres tan linda que increíblemente logras equilibrar con tu bondad tanta falsedad y maldad de las personas. Chabe ¿qué voy a hacer sin ti?
Ah! Lo olvidaba, las tortas de mole que hace tu madre son deliciosas, hmm.
Vickie, Fernando: Me equivoqué, nos equivocamos, o solo fue el destino que nos jugo mal. No se. Me hubiese gustado que nuestra relación permaneciera tal como era, pero la gente, las situaciones y los escenarios cambian. Gracias por haber formado parte tan importante de mi vida, porque aunque la relación no sea igual, los llevo en el corazón, y no olvidaré aquel año juntos (aun me parece un sueño). A ustedes los extraño ya desde hace mucho.



A la mayoría de mis lectores no los conozco, pero también son parte importante en mi vida porque mi blog es un reflejo de mi corazón y alma. Sepan que estoy muy agradecida con todos.

LOS QUIERO.
Mariana Díaz Mtz.