Catriela Soleri







Quietecita desde mi rincón, como siempre; te contemplo y siento tantas cosas.





Imagínate bebiendo un enorme vaso de agua tibia, quizás caliente, en medio de un sueño que sólo se podría soportar en tercera persona.



No, no se aproxima ni al cerro que permanece en esa pegajosa carretera de hoy.
Intentemos de nuevo; ahora padeces la peor jaqueca de Nietzsche, pero nada, nadie te ata a la vida. No te suicidas. Busca el “porque”.



Vaya entiende el punto; no eres el filósofo que cambiará el contenido de las entrañas occidentales, ni la historia de todo un siglo. Mañana no saldrás de esto para escribir un libro radical. De hecho, lo más probable es que despiertes a las 12:00 pm pidiendo HOT CAKES, al grito de ¡MUERA LA BURGUESIA PERRA!



No tengo mucha esperanza, pero intentar de nuevo, sólo cobra con tiempo, (tiempo= vida), vivir no me interesa.


Entonces, siente la música recorriendo tus brazos, explorando tu piel, besándote las manos.



La música aquí, para ti. Sirviéndote fielmente hasta la muerte.






Luego…





El silencio
Catriela Soleri
Catriela Soleri
Catriela Soleri






Catriela Soleri




Café compañero de mi eterna soledad.


No te enfríes, no te derrames, aunque mis inclinaciones te inviten.
O llegaremos juntos al círculo más lejano del infierno.


Juntos, pero siempre solos.
Café, mi despertar, mi amar.