Catriela Soleri

Lo que sientes por mí…
Es un misterio.
Lo que siento por ti…
Lo demuestro con esmero.

Mientras yo te espero,
En profundo desvelo,
Confieso el sentimiento…
Y te veo huyendo.

¿Huyes de mí?
O ¿De lo que podrías sentir?

Mi corazón has dejado,
Por aquella mirada bella,
Que ayer te dejo pasmado.

No te culpo amado,
Pues yo he dejado mi vida
Mientras he buscado,
Tu sonrisa tímida,
Que en esa imagen,
Se muestra vívida.

Entonces me despejo,
Aun estás a mi lado,
Y me doy cuenta de que,
Aun es tiempo de ocultar
Aquello que por tí he pasado.
Catriela Soleri


Ellos se
.com
prometieron....

Pero...
no
cumplie-ron.
Catriela Soleri

Tus cartas no he guardado, pues necesito tenerte presente.

Tus cartas se han manchado, porque he llorado sobre ellas.

Tus cartas no he quemado, pues la llama de amor se niega.

Tus cartas saben a madera, porque fuerte es tu señal.



Tus cartas no han llegado, porque aun no las has enviado.


Siempre he lamentado lo insensible que puedes ser.
Catriela Soleri

He perdido mi sombrero y el no quiere regresar.

Lo llevaba puesto, pues creí necesitarlo para salir esa mañana.

La comezón en la cabeza me inquietaba, y al sombrero también.

El sombrero se separó del cabello que debía proteger, y durante unos segundos sentí como volaba por encima de mí.

La cabeza se me enfrío, y deje de pensar algunas horas. Hasta que alguien me encontró tendida en la acera, me cubrió la cabeza y me llevó a un bar, para con un vodka poder reconfortarme.

Mi sombrero no regresa, y triste estoy sin él.
Catriela Soleri
¿Quién fue el desafortunado judío que se cruzo en su camino?
Catriela Soleri
Un día, Mar le preguntó a Ana el porque no quería acompañarla a “los antros de moda”, y Ana contestó:

- Porque a mi me gusta escuchar a las personas hablar, y siempre he pensado que en esos lugares a los que te gusta ir a bailar, el volumen de la música es tan alto para ahorrarse la pena de escuchar las miserias que tienen para decir las personas que se congregan ahí. -

Mar pasmada entre lo irrefutable y sensato de aquella respuesta, y lo ofensivo que le resultaba, en último intento de desafío logro hacer una pregunta más :

- Entonces ¿tú por qué has ido?-

Y Ana, serena pero enérgica como siempre, explicó:

- Por dos grandes razones: Porque tenía que estar segura de que no me iba a gustar, para poder afirmarlo. Pero sobre todo, para que pudieras decirles a tus amigas, que ya había ido a esos lugares, que pensaran que era una persona normal, y al fin terminara tu suplicio sobre la imagen que tiene tu sociedad sobre mí. -
Catriela Soleri

¿Por qué no alegrarnos
cuando muere alguien que ya
lo deseaba?