Toda la semana esperando a esa voz que se supone dulce, en busca de un consuelo, quizás de un “te lo dije” o un “ya me había dado cuenta”. Todo menos lo que he recibido.
Nunca es suficiente todo lo que pueda parecer un esfuerzo, nunca es suficiente ser su hija, para ser amada sin reproches, nunca hay nada entre nosotras.
A veces solo espero el día en que por fin me quede sola del todo; para llorar por eso, y no por compañías que solo lastiman.
Estoy harta de escuchar absurdos comentarios, estupideces que solo dice para ocupar espacio. Será posible ¿qué algún día se pregunte por como me siento?
Viene una de las peores épocas, y yo recibiéndola con desgana, ¡vaya idiota! Ya me había acostumbrado a la felicidad.
Nunca es suficiente todo lo que pueda parecer un esfuerzo, nunca es suficiente ser su hija, para ser amada sin reproches, nunca hay nada entre nosotras.
A veces solo espero el día en que por fin me quede sola del todo; para llorar por eso, y no por compañías que solo lastiman.
Estoy harta de escuchar absurdos comentarios, estupideces que solo dice para ocupar espacio. Será posible ¿qué algún día se pregunte por como me siento?
Viene una de las peores épocas, y yo recibiéndola con desgana, ¡vaya idiota! Ya me había acostumbrado a la felicidad.