Catriela Soleri
Entrada 200 en la quietud arrinconada, especialmente dedicada, a una persona que hace tan sólo unas horas abandonó la única forma de existencia de la que tenemos certeza.

Un buen hombre que a pesar de tener mucho por decir, ya no emitirá una palabra más para nosotros. El mismo que luchó por recuperar la salud que le fue arrebatada, en un injusto acto de la vida. De esos, que utiliza para arruinarnos y darnos lecciones a los ingratos.

Él fue talentoso, amable, un excelente amigo, compañero de clases, y una divertida compañía en cualquier ocasión.

Me arrepiento ahora de no haber dicho más; de lo absurdo que es el silencio que evita tonterías; pues de las tonterías nacen mundos increíbles. Pero eso realmente ya no importa. No hay soluciones inmediatas.

Puede o no, ser necesaria la aclaración; si bien nunca fuimos amigos, si nos conocimos como compañeros de clase. Y hasta ahora solo he escuchado comentarios y anécdotas de las personas que le tenían en alta estima. Pues el talento, y carisma de Zamu no mermaron nunca su amabilidad y respeto hacía los demás.

Solo la muerte pudo limitar esa creatividad que se conectaba de sus sueños al lápiz; y luego en muchas otras ocasiones, de su imaginación a la computadora. De utopías a notas musicales.

Se nos fue un genio, pero sobre todo un ser humano. De esos pocos, que duelen profundamente. De los que de verdad nos harán falta.

Te recordaré siempre con todo mi cariño, "Zamu"




José Zamudio. Editado por sí mismo.




Detrás del delineado negro y las pestañas alargadas, se esconde una pena.

La mirada desconcertada es el reflejo de una ventana por la cual no entrará más aire.

Ropas negras y mejillas ruborizadas, son solo la presunción de saberse bien vivo.

Pero ¿quién querría vivir con tanta verdad hecha poesía?

Con cabello cubriendo parte del rostro, para simbólicamente cubrir el desprecio hacía las imágenes de vida, pero ahora también hacía las de muerte.


Facturas que otros nos pagan. Vidas injustificadas, despedidas sorpresivamente injustas.


JUSTIFICAR
JUSTICIA



¿Para qué?

El dolor no se disipa.
NUNCA



Las oportunidades se pierden.
Los "hubiera" incrementan de forma proporcional.






Catriela Soleri
Catriela Soleri



Debilidad o no, DORMIR, es menos elección que morir.
Puedo y no quiero. Quiero y no puedo.



Mis palabras con tan poca verosimilitud.


Una vida tan PLENA, una vida tan VACÍA. Yo “soy” sola.
Sola, y plenamente vacía soy. Existo.


Mis palabras con tan poca verosimilitud.


Un pasado, un futuro.
Solamente se trata de sobrevivir. No importa realmente.


Mis palabras con tan poca verosimilitud.


Sin música para acompañarte las letras.
Arrumbo las castañuelas y la guitarra que jugaban.



Mis palabras con tan poca verosimilitud.


Si no te gusta vivir. Entonces muere.
Si te gusta vivir. Entonces muere también.



Mis palabras con tan poca verosimilitud.


Los aromas se mezclan. La dama ha llegado.
Huele mal el aroma que termina con el dolor.
Catriela Soleri


Estrellas bombardeando la lisa noche. Una noche durante el día.
Noche- día de pantalla. Pantalla/proyecciones.


Un –shhh- para que la niña molesta permanezca quieta, mientras sale del shock.


Reprimir la creatividad infantil con un juego de baloncesto.
Educar, suprimiendo pasiones. Acatamiento de reglas impuestas. Sin titubeos.


Seamos conejos. No llegaremos heridos (si), tampoco lejos.
Catriela Soleri
Al final de la jornada termino sintiéndome igual que ayer, sola entre una serie de luces que sombrean el drama de morir sin unos labios amados, para besar por última vez.

Observo a las siluetas antes amigas, caminando como el pasto acariciado por el viento. Me escondo, todo es como antes.


El ruido incrementa al a par de mi silencio.
Porque dormir es la mejor manera de fingir que no se piensa en algo; de ocultar detrás de los párpados. Dejando para mí, las lágrimas que me arrancas cuando te alejas.

ODIO que me imagines como no soy, porque ¿Quién soy yo? ¿Aquella que te ha de contemplar siempre, mientras cierras la puerta?


Desearía que no me conocieras, que leyeras muy lejos mi corazón, pero, ya estás dentro.
Aunque abra los ojos en busca de otra presencia, no es más que una sólida ausencia; que crece progresivamente con el deterioro de MIS esperanzas.