Catriela Soleri

Estas vacaciones decidí emplearlas para nutrirme de historias ajenas. Ver películas y anime, escuchar música,  y leer.  Lo hago porque no soy quien para escribir, no se cuantas veces lo he dicho, y sigo insistiendo. Pero ahora si, descansarán por un tiempo de mis intentos.

Guardaba esta canción para una ocasión acorde, pero ya que no la vislumbro cercana, se las presto un rato.






Me vuelve loca, es hermosa y graciosa, es la más reproducida en mi itunes, es tango, la letra es de Jean Claude Carrière, la música de Piazzolla, y es más fácil para cantar, que “La vie en rose”.
Catriela Soleri

-Conoceré a alguien que me quiera con toda su alma los trescientos sesenta y cinco días del año-. Estaba en quinto o sexto de primaria cuando lo decidí-

-¡Qué fuerte!- exclamé admirado-. ¿Y lo has conseguido?
-No es tan fácil como creía- reconoció Midori. Reflexionó un momento contemplando el humo-. Quizá sea por haber esperado tanto tiempo, pero ahora busco la perfección.
Por eso es tan difícil.

-¿Un amor perfecto?
-¡No, hombre! No pido tanto. Lo que quiero es simple egoísmo. Un egoísmo perfecto. Por ejemplo: te digo que quiero un pastel de fresa, y entonces tú lo dejas todo y vas a comprármelo. Vuelves jadeando y me lo ofreces. -Toma, Midori. Tu pastel de fresa-, me dices. Y te suelto: -¡Ya se me han quitado las ganas de comérmelo!-. Y lo arrojo por la ventana. Eso es lo que yo quiero.

-No creo que eso sea el amor- le dije con semblante atónito.
Sí tiene que ver. Pero tú no lo sabes –replicó Midori-.
Para las chicas, a veces esto tiene gran importancia.
-¿Arrojar pasteles de fresa por la ventana?
-Sí. Y yo quiero que mi novio me diga lo siguiente: -Ha sido culpa mía. Tendría que haber supuesto que se te quitarían las ganas de comer pastel de fresa. Soy un estúpido, un insensible. Iré a comprarte otras cosa para que me perdones. ¿Qué te apetece? ¿Mousse de chocolate? ¿Tarta de queso?-

-¿Y qué sucedería a continuación?
-Pues que yo a una persona que hiciera esto por mí la querría mucho.





MURAKAMI, Haruki.
“Tokio blues. Norwegian wood”
Tusquets editores México S.A. de C.V
México, 2008
PP. 106 y 107
Catriela Soleri

Justo ahora viene a mi mente una gran enseñanza de mi profesor de fotografía, quien me dijo que mi umbral de fracaso era muy pequeño, sensible, y débil. Cuando yo estuve a punto de dejar la fotografía, solamente porque del primer rollo que revelé se perdieron poco más de la mitad de las fotos, y luego de un experimento para rescatarlas, se perdió en su totalidad el trabajo de mi amiga y mío. 


Cada vez que estoy a punto de desertar, recuerdo ese momento; el sol, mi frustración, la cara de mi profesor, y mi nudo en la garganta. Así que ahora siempre intento la mayoría de las cosas hasta donde me es posible, claro, cuando la situación solamente depende de mi.

Y si estoy pensando en esto justo ahora, es porque me he dado cuenta de que esta no es la primera ocasión en que me topo con alguien que deja que las cosas inconclusas.

Pero como esta responsabilidad no me corresponde solamente a mi, yo no me voy a recuperar para nadie. 

Catriela Soleri



Fue difícil elegir que “episodio” mostrarles, pues hay muchos muy buenos que ésta noche, me salvaron de un suicidio inminente –mentira- bueno, pero la verdad si me animaron bastante la noche. Ya casi son las 7.00 a.m.

No se a que hora empecé a leer este maravilloso webcomic, pero hace un rato que lo terminé, y solamente espero que sea viernes para llenar piñatas de dulces, y reír con las nuevas aventuras de los personajes de BUNSEN.

Jorge Pinto ha hecho un excelente trabajo; hace muchísimas referencias a Los Simpsons, a los Beatles, y menciona a personajazos como Carl Sagan. Ojalá y aparecieran Los Dragones del Edén, al menos una vez <3

Chéquenlo. De verdad vale la pena. Y si no les gusta, entonces tienen el cerebro atrofiado.

Catriela Soleri

No consigo dejar de pensar en ese nombre.
Diez minutos han pasado desde que mi mente lo pronunció, y se expande de manera alarmante en mi cabecilla. 


No conozco a nadie llamado así.


¿Por qué no puedo dejar de pensarlo?
Catriela Soleri


De amistades que se hacen durante la realización de un cortometraje...

Catriela Soleri


Tengo un rato intentando redactar un post decente para agradecer a mi familia y amigos, su amabilidad y presencia en mi vida.

Por los detalles que tuvieron desde el jueves, por aquello de mi llegada a los 20. Cada quien a su manera. Tal vez no les agradecí a todos de la manera más correcta y adecuada, pero ja! Por eso es que me quieren. (Y yo los quiero por soportarme).

Pero gracias. Hoy fue un día bonito.

Cené con mis papás y moños. Todos nos quedamos sin baterías para las máquinas de hacer fotos, y moños comiendo pastel permanecerá solamente en el recuerdo de la familia.

Gracias por los mensajes, comentarios, pasteles, Darthy, el LP de la Naranja mecánica, los dulces, la musiquita, el libro, el rano, TODO. Gracias a todos.

 

No puedo creerlo, cada vez soy más vieja, y yo que no pensaba ni llegar a los 18.

Catriela Soleri

Esta mujer que soy yo ha estado arrastrándose a través de caminos de incertidumbre y dolor. He de confesar que he permitido que los malestares se asienten en mi cabeza, dando como resultado un gran comprimido que además de doblarme me impidió respirar.

No sabía a donde llegaría con todo esto, – y sigo sin saberlo- estaba al borde, sin saber de que asirme. Y justo esta noche, una amiga me permitió ver en ella, a través de sus letras, el reflejo de la mujer sensible que yo misma soy. Me ayudo a descubrir más que razones, esa otredad de la que estaba haciendo consciencia en este camino que ahora recorro -después de esa conversación definitiva-  de pie.

Puede que desconozca el nombre del lugar al que quiero llegar, pero al menos ahora he recuperado mi vehículo. No volveré a desconfiar de el, que es quien me ayudará infalible a moverme.


Gracias Julia.

Catriela Soleri
Catriela Soleri
He estado mal, algo dentro de mí siempre lo ha estado. El problema es que desde hace un tiempo, el malestar es tan fuerte que a ratos es/soy insoportable.

Odio que me tengan lástima; que me traten bien sólo por eso. Como si supieran algo, como si alcanzasen a entender de que se trata todo esto.

No se como ser yo misma de nuevo, todo me parece plano, falso. Quiero volver a sonreír naturalmente cuando estoy con las personas a las que quiero. Pero no encuentro la manera.

Me gustaría volver a ser yo misma. O es que ¿en realidad siempre he sido esto?
¿Durante cuánto tiempo hemos de/tendremos que coexistir mi tristeza y yo?
Catriela Soleri



Dormir es malo, esta mañana me ha sangrado la nariz.
Catriela Soleri
Ya que Juan Ramón ha dicho que todo lo que escribo está “encriptado” se me ocurrió la “grandiosa" idea de copiar el cuestionario que él, le copió a Ruy su amigo; y que ambos publicaron en sus fotologs; para que sepan algo más de quien escribe aquí.

Bueno, pues disfrútenlo, o lo que sea.


• Primer nombre: Mariana
• Segundo nombre: No tengo
• Apellido: Díaz
• Fecha de nacimiento: 21 de Noviembre de 1988
• Signo del zodíaco: Escorpio
• Estado civil: Soltera
• Color de ojos: Café
• Color de cabellos: Café
• Número de calzado: 3/5 ó 4
• Equipo de fútbol: Ninguno
• Un deporte: Ninguno
• Profesión: Estudiante de Comunicación
• Idiomas: Que me gusten… Español y Francés
• Una revista: Replicante y Marvin
• Un amigo: Fernando
• Una amiga: Melissa
• Un auto: MiniCooper
• Un animal: Morsa
• Época en la que te gustaría vivir: 70’s en Inglaterra
• Un programa de TV: Maria la del Barrio
• Un dibujo animado: Full Metal Alchemist
• Una película: Persona
• Una flor: Magnolia
• Una fruta: Mango
• ¿Tenés algún piercing o tatoo? : No
• Un lugar de vacaciones: Mi habitación
• Un país a parte del tuyo: Argentina
• Una comida: La de mi mamá
• Una bebida: Margarita
• Un postre: Pastel de la señora Godínez
• Alguien a quien admiras:
• ¿Lees el diario? No, entre menos sepa del mundo, mejor
• La mujer mas hermosa: Liv Tayler
• Un amigo a través de la Web: Avilio lo fue
• Una amiga a través de la Web: No me caen bien las mujeres
• Accesorios: Mi pulsera de conejos chairos
• Tiempo libre: Lunes y Miércoles para dormir, cuando no hay grabaciones en cabina
• Marca de cigarrillos: Yves Saint Laurent
• Peor defecto de una persona: La estupidez
• Mayor virtud de una persona: La no estupidez
• Lo más lindo de la vida: El momento justo antes de dormir
• El día más feliz: Una tarde con mis papás, viéndolos jugar cartas
• El día más triste: Cuando terminé de leer Tokio Blues, fue cuando más triste he estado
• Un defecto propio: Desorganización
• Una virtud propia: Autenticidad
• Un buen recuerdo: Mi abuelo Isaías en la puerta del departamento
• Qué te hace llorar: La música, los recuerdos, la impotencia
• Qué te hace reír: La seriedad de Giancarlo
• Qué te sensibiliza: La música, la fotografía, el cine, el frío, los abrazos, la soledad
• Qué NO perdonarías nunca: No se
• La mejor palabra: MEGADETH
• La peor palabra: Sabroso
• Un miedo: La vejez
• La mayor desilusión: La vida
• Un sueño cumplido: Conocer Argentina
• Una meta corta: Llegar a Halloween con vida
• Hobbies: ¿Vivir?
• Un amor imposible: John Lennon
• Tu gran amor: La soledad
• A quien odias: A las personas :)
• Un número: 9
• Una letra: M de morsa, M de mariana, M de música
• Un día: Jueves
• Eres feliz: No
• Cómo te sientes: Cansada
• Te duele algo: No
• Amás a alguien: Hermano
• Extrañas a alguien: Si
• Tenés todo planeado: No
• A quién le darías un beso si lo tuvieras al lado tuyo: A moños, en su cabecita
• Los ojos de: mi mamá
• Última película que viste: En clase, “Philadelphia” el Jueves. Ayer en el autobús vi otra, pero ni siquiera recuerdo de que se trataba.
• 7 up o Sprite: Ninguno
• Tom o Jerry: Ningun
• Tenés buen humor: a veces
• Canción que te hace llorar: “Cuando la luz oscurece” “While my guitar gently weeps” “Lithium” Puedo llorar hasta escuchando canciones de Topo Gigio siempre que éste triste.
• Grupo de música: Pink Floyd, The Beatles, Queen.
• Cantidad de velas que aparecieron en tu último pastel: 1 elmo gordo
• Amaste tanto a alguien como para llorar: …
• Eres celoso/a: Si
• Café o té: Café
• Sábanas lisas o con animalitos: No importa
• Lugar para que te besen: La mejilla
• Qué cambiarías de tu vida: Nada
• Qué es lo que primero miras en una chico: Sus ojos y cabello
• Las tormentas te gustan o te asustan: Me gustan
• Has mentido en algo: Si
• Rubios o morenos: Morenos
• Bóxer o el otro: ¿Qué?
• Eres ordenado: No
• Gato o Perro: Los dos
• Mar o Montaña: Ninguno
• Crees en lo sobrenatural: ¿Qué?
• Los amigos/as son para siempre: Depende
• Hay alguien enamorado/a de ti: Yo no se nada
• Eres romántico: No se
• Que esperas de tu vida: El momento de mi muerte
Catriela Soleri
Esta noche caminando pensé en la posibilidad real de que algo me sucediese. Cada motor, cada luz detrás de mi me entumecía las manos de emoción. Representaban una oportunidad más de terminar con todo esto.

Estoy tan cansada, tan triste, que si alguien me hubiese querido llevar consigo, no habría puesto ninguna resistencia, y si alguien hubiese estado a punto de atropellarme, tampoco me habría movido.




Esta noche podría permanecer de pie mirando a la nada.

Catriela Soleri
No recuerdo donde estaba, ni lo que estaba haciendo, solamente conservo el recuerdo de una imagen, la de aquella mujer que cargada de maletas caminó frente a mí.

No poseía una belleza habitual, a decir verdad, era tan ordinaria que impactaba.
Catriela Soleri
Este Martes sentí unas profundas ganas de que mi vida terminara justo en ese momento, cuando era feliz ¿pero por qué tendría uno que terminar con una vida que no parece despreciable?
Con ese pensamiento fue con el que me quedé dormida sin sospechar lo que vendría después.

La vida, como de costumbre siguió ordinaria, pero con un molestar extra, esta maldita tos que no me deja a ninguna hora.

Ayer me quedé sola, con todo el tiempo para pensar en lo patética que soy, y en la intensidad con la que odiaba las ausencias. Estuve leyendo hasta que terminé el libro que me había ilusionado estas últimas semanas.

El enjambre de sentimientos que se apoderó de mi justo después de haber cerrado el libro fue por poco inaguantable. Pensé de todo, acudí inútilmente a algunas personas, y solo terminé sintiéndome peor.

Si hubiese podido evitar despertar hoy, lo habría hecho, pero aquí estoy escribiendo todo esto solo para documentar algo que aun después de unas horas de ocurrido me sigue alegrando.

Hoy en la celebración de los 30 años de la universidad en la que estudio, había juegos y puestos para comprar juguetes. Yo estaba decidida a peinar la zona, sola como siempre, cuando me encontré con Bobby un compañero. Caminamos por ahí juntos, y compró dos pistolas de balines para que jugáramos. Definitivamente uno nunca sabe quién podría ser la persona que le alegre el día a uno.



Catriela Soleri

Hoy caí enferma, víctima de una infección en la garganta.Y me siento especialmente molesta, raro en mí, pues siempre me entrego gustosa a la enfermedad, ante el advenimiento del descanso y las infusiones tibias.

Pero estaa vez, las promesas con las que la enfermedad acudió a mi, no son las mismas, pues mañana yo ya no estaré aquí.

Catriela Soleri
Pasé cuanto tiempo pude, esperándote, anhelando tu presencia, para hacerte saber algo que a nadie más diría.

Leía para distraerme, para hacer la espera menos angustiante. Me separé de la pantalla, y me senté en la cocina a beber de ese ron que alguien había dejado en la despensa.

Devoré quizás medio libro en esa noche sin ti. Estaba aferrada a la historia, aun habiéndolo querido, no me hubiese podido separar de sus páginas, a las que ya sentía como mi propia piel.

A ratos cerraba el libro para saciar la sed del vaso, y en ese lapso, eras lo único, en mi ya vacía mente.

El tiempo transcurría, y yo ya no lograba distinguir si la historia la contaba Watanabe, o yo. No estaba segura de que fuera él quien había llegado hasta esa bañera, o si había sido yo, en uno de mis delirios.

Sentí correr un mar de lágrimas en mi interior, y de pronto llegó la lluvia a mediarlo todo. A inundar las calles en las que seguramente estarías bebiendo a la salud de otra.

De pronto mi cuerpo ya no podía más, mis ojos exigían el descanso que solo la oscuridad otorga impasible y perfectamente. Subí a mi habitación como pude, apagué la lámpara de la mesita de noche, y de pronto una sucia y vieja alfombra se extendió ante mí; tú estabas ebrio y tendido en ella.

No soporté aquella visión, así que sin más, me incorporé y encendí la lámpara de nuevo. No quería verte así. No quería relacionar mis nauseas con tu imagen desaliñada.

Seguir leyendo historias ajenas, y por demás lejanas; siempre es la solución. Aunque repetir esa canción que me recuerda a ti, no es más que una actitud enfermiza, que he desarrollado ya en relaciones anteriores, que tampoco han ido bien.

En algún punto me quedé dormida, exhausta de darle vueltas a esto que siento. No podía hacer más que eso, dormir para olvidarme por unas horas de mi situación, del dolor absurdo que me embriaga con cada suspiro.

La mañana se alzó, y el sol inconforme con mi estado, brilló tercamente hasta lograr despertarme. Su luz era tan intensa que logró sacarme de la cama, pero algo no andaba bien, el malestar se había extendido a través de mis entrañas.

De nada sirvió todo el esfuerzo que hice anoche, sigues atormentándome de manera poco usual.

Corrí al baño a vomitar, pero se trataba de algo más grave que eso, algo que no se soluciona de una forma tan vulgar y ordinaria. Se trataba de esos dolores que una vez que se han aferrado a uno, es muy difícil expulsarlos.

Decidí ponerle fin a todo esto con un baño. Permanecí bajo el agua alrededor de media hora, y cuando pensé que había terminado de limpiarme esa extraña sensación, estuve parada por tiempo indefinido, con un brazo sobre la jabonera, y el otro recargado en la pared, la mirada baja, y los sentidos atentos al agua que se me escurría por el cuerpo desnudo, como lágrimas.

Fue entonces que mi alma lloró por primera vez.
Catriela Soleri
La semana comienza como siempre mal. No he podido dormir. Pero agradezco por la lectura adictiva que llegó a mis manos, por algo más fuerte que la casualidad.

Apuesto a que los pies te apestan justo ahora; mientras yo espero que el reloj marque las 6.00 a.m. (Hora hecha para dormir, y no para la gimnasia) para realizar mi análisis sobre un programa radiofónico, de una estación horrenda.


Tonta tarea olvidada entre las telarañas que es mi memoria.

¿Quién soy yo?
(La pregunta de siempre)
Catriela Soleri
Buscando razones solo encuentro la música. Aquí y ahora, resonando, hasta que eventualmente me deje sorda y me prive de sí misma. Entonces ya no habrá pretextos…


El aroma que despiden las bocinas con la voz de Freddie Mercury, es mejor que la calidez de la sangre que me tienta a quitarme el forro humano.


Soñé que abría la puerta y me encontraba de frente con la muerte. ¡Qué sensación incomparable!


Entre nauseas encuentro la fuerza para seguir con esta existencia inútil que me hunde en mis propias entrañas ya enfermas.


Algo en mí no anda bien, siempre soy tan triste, y la maldición de estar sola en los peores momentos me persigue.



Estoy cansada de ser sola, melancólica.
Estoy cansada de ser YO.


No me pueden ver.
No existo.
Catriela Soleri
"Los smashing, dos vasos de leche, media dosis, y no necesito nada más."
Catriela Soleri
¿La razón para sobrevivir? La desconozco. Sólo se que mi fuerza está en otros, y no en mí misma.


Un café lejano, con alguien que debería tener cerca, casualidades, fortunas. Un escenario, un acuerdo y nosotros: dos personajes perfectamente anómalos.

Tú y yo, solamente somos esas conversaciones de dos personas que no saben que hacer consigo mismas, que se encuentran y se desencuentran, que se hablan como amantes pero no lo son. Tú y yo somos un par de almas desesperadas que dicen vivir, cuando el mundo sólo ofrece la festividad de la muerte ajena, pero nunca de la propia. (Me niego a morir sin antes haber participado, en al menos una fiesta relativa a mi propia muerte.)


Yo te cuidaría al gato, y te observaría feliz mientras contases tus absurdas hazañas; porque dentro de toda ésta falsa coreografía de la humanidad, lo más palpable es tu cinismo e irreverente actitud.

A tu salud, beberé mi primer café de la mañana.
Catriela Soleri
Mi ahora:
Dejar dentro del armario los libros, la ropa y los recuerdos de los meses anteriores, pretender que se empieza de nuevo, y soportar a la mosca que se coló en mi habitación, que no se me acerca, pero tampoco se va.

Mi siempre:
Vencer temores, afrontar la nostalgia de crecer, los nervios de la noche antes de regresar a clases (sin importar cuantos años se hayan cursado antes) Pretextos para nunca dormir, para resistirme al placer, y en cambio arrebatarme posibilidades, con la promesa de siniestros sueños que se perpetuán en el descanso obligado del cansancio mortal.



Me someto a mí misma a la decadencia de la que huyo con ímpetu, me comprometo, me aterro, me prometo, me desentiendo, me envuelvo, me despojo, me arrincono.

-No soy quien era- me digo.
-Lo soy, y siempre lo seré- pienso.


Medio canto, medio como, medio rio, medio duermo, medio recuerdo.
Extraño, sufro, añoro, deseo y me niego. No importa cuanto aroma a vejez dance a mi lado, soy demasiado joven para contemplar, alguien ciérreme los ojos, o las ilusiones se me escaparán.
Catriela Soleri
Los meses transcurrieron aumentando la notoriedad de mis ojeras, disminuyendo (a pesar de que parecía imposible) mis horas de sueño.

Los días pasan; se come menos, se aprende a vivir en la inmundicia, a veces no se duerme, y ya no se saben dividir los días de las horas. Del principio al final soy distinta, ahora, hago otras cosas. Lo único que permanece siempre es esa tristeza que no se de donde sale.

Pero todo tiene un final; el semestre terminó.

Diez días me dieron para dar un vistazo e insertarme fugazmente en la rutina familiar. Lo acepto con todas las ganas del mundo; pero el problema es que al llegar el momento ansiado de reunión fraternal, comienza la cuenta regresiva que inminentemente me arrojará a mi realidad harto elegida.

¿Quién soy? ¿Qué seré? ¿Qué sueño? Son cosas con las que no quiero pensar, y que afortunadamente, como cada periodo vacacional, logró evadir cuando los antidepresivos comienzan a fluir y extenderse en mi sangre.

Una tabletita, y la calma llega de inmediato. El mundo a mi alrededor pierde su profundidad y dolor, solo puedo percibir las palabras que torpemente puedo emitir, pero que mi cerebro bien puede maquilar.

Mis manos ya se debilitaron, no responden bien a mis órdenes, y se han puesto bastante torpes. Es hora de ir a buscar la felicidad que solo la química puede dar al ser humano.



Me despido para aprovechar las horas bellas de mi jornada burguesa.
*Para Kaoz, a quien extrañaré...





Catriela Soleri
Catriela Soleri
Lamentos que no lamento lamentar.



Que la negra profundidad de mis ojeras, sea testimonio digno de las noches que paso en vano pensando en tí.


Y que bien valga la pena, que mis ojos se lleguen a un hundir de cansancio, cuando yo, tuya, me canse de esperarte,
AMANTE.
Catriela Soleri





















Un día de estos, voy a desaparecer de la vida de todas estas personas que no hacen más que fastidiarme la existencia.
Catriela Soleri
Aww
Catriela Soleri
Catriela Soleri

BUSCO AMIGO QUE LIQUIDE SOLEDAD
Catriela Soleri


Después de casi diez horas continuas de “The piper at the gates of down” no hay en mi cabeza otra cosa que no sea música. Y "Across the universe" parece ahora "Across the Catriela".

Un libro de bioantropología me atormenta, reclama ser leído, y no me dará más de seis horas para haberle conocido cada detalle. ¿Pero cómo emprender tal empresa cuando Mr. Kite presenta el show, tú eres yo, y la felicidad es algo cálido?

Quizás la música no explique mejor que el pensamiento complejo, el laberinto de la existencia humana; pero te lleva por senderos, donde la degeneración de máquinas no es más importante que la del espíritu.


Catriela no nació para ocuparse de la ciencia. Lo juro.
Catriela Soleri

¿Cómo es que pretendo expresar el dolor que enciende a mi corazón?
No se si esta agitación fue fecundada dentro de mi taza de café, o en las letras de un hombre nuevo en mí.

Sus palabras se cuelan dentro de mí. Y yo le siento dentro, como el amor olvidado en aquella copa que a otro le permití derramar sin recato cuando se fue de mi lado.

Fantaseo con algo que no existió, y cuando me concientizo sobre ello me ahogo en la música, me estremezco e intento no pensar en que no se abandona, a quien jamás se le ha acompañado.
Catriela Soleri
La cámara, cajas de pastillas, pintura, salsa, marca textos, y nuestra foto. Mi escritorio es el peor lugar para trabajar, no me concentro cuando debo; de pronto apareces, y no eres a quien debería extrañar.

De todo pasa, para que la distancia se interponga entre tú y yo, en nuestro próximo encuentro; del cual, quisiera poder decir “solo Dios sabe lo que pasará”. Pero tanto él, como yo, sabemos que fingiremos, y bailaremos entre otros cientos.
Catriela Soleri
Quiero acallar el mundo que está detrás de mí. Sentarme a encontrarme en un espejo, en mi mirada. Porque hoy he sentido unas ganas inmensas de no vivir más, de quedarme con lo que tengo, con lo que soy, para siempre. Sola, triste.

Pensé: “Si no estuviera aquí, saldría ahora mismo a buscar la muerte”. Pero estaba en la sala de cine, y no quería que mi silueta deformara la proyección de esos bellos cuadros. No ante otros.
Catriela Soleri
Tantos poemas que no debieron ser tuyos.



Y después de todo sigues en mí; tan imposible como siempre.

Catriela Soleri
Toda la semana esperando a esa voz que se supone dulce, en busca de un consuelo, quizás de un “te lo dije” o un “ya me había dado cuenta”. Todo menos lo que he recibido.

Nunca es suficiente todo lo que pueda parecer un esfuerzo, nunca es suficiente ser su hija, para ser amada sin reproches, nunca hay nada entre nosotras.

A veces solo espero el día en que por fin me quede sola del todo; para llorar por eso, y no por compañías que solo lastiman.

Estoy harta de escuchar absurdos comentarios, estupideces que solo dice para ocupar espacio. Será posible ¿qué algún día se pregunte por como me siento?




Viene una de las peores épocas, y yo recibiéndola con desgana, ¡vaya idiota! Ya me había acostumbrado a la felicidad.
Catriela Soleri
Este cuerpo no soy yo.

No soy en absoluto nada de esto.

Es solo un disfraz,

Y no alcanza a limitarme como piensas.



Yo soy algo más que estos horrendos pedazos de carne mal acomodados.




Aunque a veces no me parezca cierto...

Catriela Soleri
Como hacer a un ser humano, y no de la forma que están pensando...

Hace mucho que no posteo por falta de tiempo, pero prometo que lo haré pronto. Mientras tanto, los dejo con este video, que me pareció genial.