Catriela Soleri
Los meses transcurrieron aumentando la notoriedad de mis ojeras, disminuyendo (a pesar de que parecía imposible) mis horas de sueño.

Los días pasan; se come menos, se aprende a vivir en la inmundicia, a veces no se duerme, y ya no se saben dividir los días de las horas. Del principio al final soy distinta, ahora, hago otras cosas. Lo único que permanece siempre es esa tristeza que no se de donde sale.

Pero todo tiene un final; el semestre terminó.

Diez días me dieron para dar un vistazo e insertarme fugazmente en la rutina familiar. Lo acepto con todas las ganas del mundo; pero el problema es que al llegar el momento ansiado de reunión fraternal, comienza la cuenta regresiva que inminentemente me arrojará a mi realidad harto elegida.

¿Quién soy? ¿Qué seré? ¿Qué sueño? Son cosas con las que no quiero pensar, y que afortunadamente, como cada periodo vacacional, logró evadir cuando los antidepresivos comienzan a fluir y extenderse en mi sangre.

Una tabletita, y la calma llega de inmediato. El mundo a mi alrededor pierde su profundidad y dolor, solo puedo percibir las palabras que torpemente puedo emitir, pero que mi cerebro bien puede maquilar.

Mis manos ya se debilitaron, no responden bien a mis órdenes, y se han puesto bastante torpes. Es hora de ir a buscar la felicidad que solo la química puede dar al ser humano.



Me despido para aprovechar las horas bellas de mi jornada burguesa.
*Para Kaoz, a quien extrañaré...





2 Responses
  1. - ka0zfate - Says:

    Los segundos se hacen largos, los minutos son interminables y el tiempo nos da la espalda, estamos en medio de una orgia de frases gastadas e imagenes a medio renovar, estos somos nosotros... los de siempre, los de toda la vida y al caer el telon quizas seremos los otros de la vecina esquina.

    Apenas ha caido un pedazo de cielo y ya te extraño, mi mundo ha caido marchito, me falta la vida que dibuja tu sonrisa, me faltan las platicas que me daban mi dosis diaria para alcanzar el infierno. Y volver sin consuelo a la realidad... no quiero.

    Ya te echo de menos y no te has ido, ya no soy el mismo y el que queso... rancio se ha puesto.


  2. Sugar Kane Says:

    Hola Mariana, tu entrada me dejo pensando muchas cosas, no se por qué pero como que he notado que mucha gente nos sentimos de forma parecida, y pues si, a veces no resta más que meterse un pain killer o lo que sea para poder sobrevivir... Un saludote afectivo, te quiero bye