Catriela Soleri
Este Martes sentí unas profundas ganas de que mi vida terminara justo en ese momento, cuando era feliz ¿pero por qué tendría uno que terminar con una vida que no parece despreciable?
Con ese pensamiento fue con el que me quedé dormida sin sospechar lo que vendría después.

La vida, como de costumbre siguió ordinaria, pero con un molestar extra, esta maldita tos que no me deja a ninguna hora.

Ayer me quedé sola, con todo el tiempo para pensar en lo patética que soy, y en la intensidad con la que odiaba las ausencias. Estuve leyendo hasta que terminé el libro que me había ilusionado estas últimas semanas.

El enjambre de sentimientos que se apoderó de mi justo después de haber cerrado el libro fue por poco inaguantable. Pensé de todo, acudí inútilmente a algunas personas, y solo terminé sintiéndome peor.

Si hubiese podido evitar despertar hoy, lo habría hecho, pero aquí estoy escribiendo todo esto solo para documentar algo que aun después de unas horas de ocurrido me sigue alegrando.

Hoy en la celebración de los 30 años de la universidad en la que estudio, había juegos y puestos para comprar juguetes. Yo estaba decidida a peinar la zona, sola como siempre, cuando me encontré con Bobby un compañero. Caminamos por ahí juntos, y compró dos pistolas de balines para que jugáramos. Definitivamente uno nunca sabe quién podría ser la persona que le alegre el día a uno.



3 Responses
  1. Concertina Says:

    Hubieras ido a pelear conmigo...

    Yo poleo con la gente enferma.


  2. Regálenme una. Los gatos lo agradecerán.

    As: Fake Plastic Trees - Radiohead.

    Atte: Juan Ramón Velázquez Mora.


  3. Sugar Kane Says:

    Si así te sentiste con una pistola de juguete ¿cómo te sentirás con una bazuca? jajajaja
    Saludos Lennon