Catriela Soleri

Justo ahora viene a mi mente una gran enseñanza de mi profesor de fotografía, quien me dijo que mi umbral de fracaso era muy pequeño, sensible, y débil. Cuando yo estuve a punto de dejar la fotografía, solamente porque del primer rollo que revelé se perdieron poco más de la mitad de las fotos, y luego de un experimento para rescatarlas, se perdió en su totalidad el trabajo de mi amiga y mío. 


Cada vez que estoy a punto de desertar, recuerdo ese momento; el sol, mi frustración, la cara de mi profesor, y mi nudo en la garganta. Así que ahora siempre intento la mayoría de las cosas hasta donde me es posible, claro, cuando la situación solamente depende de mi.

Y si estoy pensando en esto justo ahora, es porque me he dado cuenta de que esta no es la primera ocasión en que me topo con alguien que deja que las cosas inconclusas.

Pero como esta responsabilidad no me corresponde solamente a mi, yo no me voy a recuperar para nadie. 

2 Responses
  1. ¡Salud, querida! No tienes por qué hacer nada por nadie


  2. Anónimo Says:

    jaja, no hago nada por nadie, entonces nadie debería hacer nada por mi. Pero me parece, que hay cierta hipocresia en esto. Y no lo digo solo por mi.


    De cualquier forma, soy suertudo.