Con la abrupta aparición de su vívido recuerdo, me he designado como inamovible, la noche en vela.
Estoy aquí no estando, y no donde tú escribes cartas que no son para mi.
Y no queriendo estar, estoy. Y tú queriendo estar con ella, tienes que conformarte con enviarle cartas.
Me planto frente al espejo, y me observo fijamente, soy la misma, los demás me reconocen, pero sé que algo ha cambiado. Y entonces me ignoro, para después volver a encontrar mi mirada en el reflejo, que con cada ciclo es más oscuro.
No entiendo que pasa, y ahogándome en este profundo océano, busco respuestas a través de la ventana. Donde no encuentro más que belleza. Que lejos de alegrarme, me atormenta.
Mi determinación flaquea.