Catriela Soleri
Dos mentes confeccionadas a la medida, corazones que revolotean por todas partes recordando el pasado manchado de infortunio.

Un amor onírico que se enciende con la misma ansiedad con la que un adicto hace presa a su último cigarrillo.

Muchas manos amenazando con tomar las tazas que contienen el café; ese que conoce su destino dentro de las entrañas de quien le ha perdido el gusto a dormir.


Insomnio, cigarrillos, amor y café; temas recurrentes en cada uno de mis sueños poéticos.

Como en Hollywood…

¿El final será siempre el mismo?
1 Response
  1. Jaime Says:

    Yo no fumo cigarrillos, pero ayer sí que tomé café para mantenerme despierto toda la noche, lo combiné con chocolote y Pepsi fea. Qué cansado me siento ahora, pero definitivamente que esos estimulantes son muy funcionales al punto de considerarse indispensables.
    Definitivamante es un cliché eso del bohemio pretencioso de café y cigarrillos , peor cuando se le añade una boina y una bufanda en pleno calor tropical y para rematar unas clases de francés los sábados por la mañana. Qué horror! Bien que conozco ese tipo de patología, es un verdadero delirio de bohemio.