Catriela Soleri
La noticia estremeció.
Espectadora fui, viviente eres aún.

No tengo un consuelo que enviarte,
pero mis lágrimas derramé por él, por ellos.
























En esa vela deslumbra la esperanza eterna en tu mirada,
siempre tu mirada.

Ignorando ministerios,

acudes hacía el todo poderoso que guía tu andar.



















Sus miradas tristes reflejan aún más que la oscuridad del carbón,
reflejan el dolor y la desesperanza que recae sobre ellos.

Mentir ya no les queda cuando la apariencia confiesa.