Catriela Soleri

Los sombreros llegan hasta el cielo,
Igual que mis aullidos.
Mis suplicas son tan grandes,
Como su hipocresía.

Los rostros me miran severos,
Su piel transparente me permite ver,
Su negra alma,
Parecen querer matarme.

Mientras el cielo se torna rojo.
En un violento reclamo he dicho
-¡No he sido yo quien la ha matado!-.
Pero aparentan no escucharme.

Y entonces, lo admito en un suspiro,
Que se divide en dos momentos:
Si fui yo, quien le arrancó la vida,
Pero deben ser honestos,
Nadie la quería viva.

Sus miradas intimidan,
Hasta lo más profundo de mí ser.
Todos vienen a buscarme,
Mientras ruego a nuestro señor Jesucristo,
Que venga a salvarme de todos los males.

Siempre dejo que el me salve,
Para no ocuparme de mi misma.
Y siempre veo su espectro aparecer,
Cuando me llega a socorrer.

Creo que es un ingenuo,

Pues jamás creí en el.
3 Responses
  1. rfr Says:

    íjole! un día va a leer tu blog, en específico este post, y ya no te va a salvar, bueno, del examen te salvó...


  2. TENGO A MIS BRUJAS.

    JE JE JE


  3. No te habías dado cuenta de qué?

    Eso no lo entendí del todo bien.