Catriela Soleri



A lo largo de los 15 años de educación que he recibido, hay varios maestros a los que he querido; en el jardín de niños a la profesora Paloma, en la primaria a la profesora Juanita, en secundaria a la profesora Llanito, y en el primera año de prepa la Píldora (Biología) y el Prof. Guillermo (física), a ella la estimo porque es una mujer muy inteligente y simpática, a el porque es muy amable, comprensivo y buena gente (yo adoraba ir a su oficina a estudiar, o a platicar con el; lo veía como a mi papá de la escuela). Sin embargo el profesor que más me ha marcado es mi profesor Alberto.

Cuando cambié de preparatoria en el tercer semestre lo conocí, el impartía la clase de historia. Me parecía un hombre inteligente, sin embargo yo estaba tan deprimida que poco me importaba su clase.
Llegaron los primeros parciales y con ello una investigación que teníamos que hacer; yo la comencé con tiempo, la guardé en la computadora y pensé en imprimirla después para no perderla o que se maltratara. Llego el día de entrega y yo había olvidado imprimirla. Nos nombró uno por uno para entregársela personalmente, fui hacía el y le dije la verdad –pensé que no me creería y me mandaría a freír espárragos- y el me dijo, está bien, búsqueme mañana y entréguemela. Que impacto, que comprensivo, pensé.
Al día siguiente poco antes de que iniciara una clase lo vi dirigirse al salón de a lado, así que salí corriendo a entregarle el trabajo:

Mariana – ¡profe¡ ¡profe! Aquí está mi trabajo.
Prof. Alberto – ¡Oh!Muy bien Srita. Díaz, la verdad pensé que no lo entregaría-
Mariana – Jejeje- y una sonrisa.
El profesor se dirigió al salón donde daría clase, y yo al mío.

Desde ese momento sabía que era un hombre muy especial, porque aunque no confiaba en mis palabras me dio la oportunidad de demostrar que eran sinceras, y que apreciaba su gesto.
Yo empezaba a buscarlo cuando terminaba de explicar la clase, yo le preguntaba mucho sobre la segunda guerra mundial, sobre filosofía cuando al siguiente semestre impartía esa materia, y le comentaba sobre mis inquietudes vocacionales. Siempre tuvo una gran paciencia conmigo, contestando mis preguntas, y escuchando mis tonteras.
Al siguiente año yo elegí el área de Ciencias Sociales Humanidades, el fue mi profesor favorito del área durante todo el año, por ser el más humilde y auténtico. El nunca se anda vanagloriando con sus conocimientos, y siempre nos da nuestro lugar a los estudiantes.
Yo lo quiero mucho y me duele inmensamente saber que ya no lo veré más, al menos no como mi querido profesor, ya no entrará a impartir clase a la misma aula en que yo espere un profesor.

Días antes de terminar la preparatoria una amiga y yo platicamos con el, y nos hablo sobre los tres principios que el y su esposa siguen para vivir felices. El es un hombre realmente sabio, pero sobre todo, humano. Nos habló también sobre la etapa que terminábamos, y sobre lo bello de la que iniciamos; el aun no terminaba de hablar y la garganta se me cerro al tiempo en que los ojos se me anegaban de lágrimas, me senté y lloré, lloré mucho, tal vez una hora o más, porque toda la clase siguiente seguí llorando.

Hoy les hablo de el porque cuando me lastimé el tobillo y tenía un yeso en la pierna derecha, me preguntó que día me lo quitaba el doctor, y yo respondí –el 10 de Junio- entonces el me dijo –fecha histórica- yo hice un gesto de no entender y le pregunte que había pasado el 10 de Junio, el me contestó algo de una marcha del 10 de Junio donde el había estado, yo le sonreí muy interesada pero justo sonó el timbre que siempre interrumpía los conocimientos que estaba por compartir. No le pregunté más.

Hoy, recordé ese momento, busqué alguna información en mi maravillosa Internet. Encontré este doloroso testimonio (y creanme que he leído peores de otras represiones en latinoamérica) y me pregunto como siempre, ¿por qué? ¿Por qué tanta injusticia? ¿Por qué tanta represión? ¡Por qué tanto dolor? ¿Por qué tantos intereses? ¿Por qué la gente sigue impávida? ¿Cómo hacer para que la gente que me rodea entienda tanto?
No es posible, no es justo. NO. NO.

Me pregunté como sería estar en una marcha donde lleguen los halcones y me maten, que sentirían aquellos que me quieren, muchas cosas pasaron por mi cabeza al trasladar mi imaginación a una manifestación de jóvenes idealistas, pensantes.
Y créanme amigos que con gusto entregaría mi vida si al menos sirviera para conmoverlos, para que entendieran que es lo que está mal en el sistema, para que les dolieran estas injusticias como me duelen a mi de tan solo leerlas, para que ahondaran, para que investigaran porque las personas defienden causas como la educación, las injusticias sociales (algo que a ustedes que lo tienen todo cómodamente no les perturba). No lo niego, yo también he crecido burguesmente, nada me ha costado; yo no lo elegí, simplemente fue suerte, y siempre me pregunto porque yo que no he hecho por merecer tanto lo tengo todo, cuando hay niños que tienen ganas de estudiar pero no la oportunidad, gente que necesita comer, mientras yo no como porque simplemente no me gusta lo que ha preparado mi madre.
Estoy llorando y pausando para limpiarme las lágrimas, porque ha habido quien me pregunta porque estoy triste, por qué me he visto tan tentada por el suicidio, y hoy les respondo –porque simplemente este mundo es demasiado triste, la gente lo hace muy corrupto, porque duele no poder solucionar la cosas que hacen sufrir a otros, porque me enoja que apoyen sistemas económicos de los cuales saben menos de lo mínimo, porque sufro al verlos adherirse a sistemas que han reprimido gente buena con intenciones humanas, porque no puedo creer que mientras a mi me duele que maten animales para hacerse abrigos, la gente solo piense en quien tiene ropa más cara, porque mientras a mi me preocupa la gente marginada otros este bailando y despilfarrando dinero que alguien podría utilizar para acceder a la salud, porque no puedo con esta vida-

Amigos neoliberales, egoístas, pero sobre todo ignorantes; ojalá que sepan apreciar este dolor que les entrego desde lo más profundo de mi corazón y de mi alma.

¿Qué he hecho por cambiar las cosas?

1ro. Despertar
2do. Tratar de ayudarles a despertar a quienes no lo han hecho

¿Ha servido de algo?

En algunos si he tenido efecto de concientización.


¿Vale la pena el desgaste?

Si, con gente inteligente que crece día a día.
Con gente tonta que no entiende, no.

¿Seguirás?
Si, y ya encontraré nuevas formas de llegar a las personas.



*Aquí más información del 10 de Junio de 1971

10 Responses
  1. Anónimo Says:

    Me conmovió mucho tu relato, no he tenido la gracia de admirar a ninguno de mis maestros ni profesores de la escuela,la única licenciada en Historia que admiro es mi mamá...


    Y como se sigue repitiendo lo del 10 de 1971...en Argentina por lo menos...parece que nada se aprende, todo se repite...me pone muy triste hasta las lágrimas querida amiga...

    Hasta luego
    desde el sur sur....
    Nadia


  2. Blue. Says:

    Que padre que exista gente como tú aún en este mundo... Los soñadores e idealistas.... Todo empieza con un soñador construyendo castillos en el aire, unos idealistas se mudan ahí, y entonces, llegamos los realistas y les cobramos renta a los dos. Nuestra sociedad no sería posible sin ustedes, gracias.


  3. Anónimo Says:

    un dia de estos leo eso completo.


  4. Cómo está eso de que nos cobrn renta?

    Ya pareces judío.


  5. Jaime Says:

    En la universidad se encuentra uno con varios maestros así, ya vas a ver que te vas a divertir mucho.


  6. Ojalá.

    Espero que las cosas no sean frías y formales.


  7. Anónimo Says:

    tu adoracion por Alberto nunca acabara... cuando mueras le pediré que escriba uans palabras para ti y las lea en tu funeral... sería un plaver para ti y para él...


  8. Cuanto tiempo me das de vida?


  9. Anónimo Says:

    unas cuantas horas....
    jejejejejeje


  10. OMG!!

    Déjame morir en tus brazos para reconfortarme antes del infierno que me espera.

    Jajajaja